LAS CRÓNICAS DEL CUIDADOR: LO PEOR ESTÁ POR LLEGAR

No llego a todo, ya sabéis que empiezo una cosa, termino otra, dejo otra a medias, así soy, take it or leave it. No me he olvidado de las crónicas del cuidador, son difíciles de escribir ya que conllevan contar todo lo que estoy viviendo al cuidado de mi madre, y algunas veces quiero olvidarme, pero creo que es importante que las personas que estén pasando por lo mismo puedan leer esto, identificarse conmigo y quizás ver la luz al final del túnel. Hoy continúo esta saga hablando de lo que creo que se acerca al final, pero todo contado desde la comedia como siempre… ¡Vamos allá!

Desde la última entrega, «La decisión más difícil», no he tenido mucho que contar, ya que los días se solapan unos con otros y es más de lo mismo. Aunque tengo que decir que en un par de meses mi madre ha empeorado. Su enfermedad comenzó hace unos 4 años y, aunque los 3 primeros ha sido una evolución lenta, parece ser que este año ha cobrado fuerzas y cada día vemos los cambios… Os lo cuento todo en tono de risa (los que se ofenden rápidamente sugiero que paréis de leer).

El cambio más significativo es su postura corporal, ya no puede estar erguida, va encorvada, no solo la espalda, los brazos también se encogen de alguna manera. Casi no puede dar muchos pasos y tenemos que transportarla en la silla de ruedas de un lugar a otro en la casa. Tiene mucho miedo a la silla, pero es divertido cuando la siento y empiezo a ir corriendo con ella por el pasillo… jajajaja… ella empieza diciendo «¡NOOOOOOO, me matas!» jajajaja, es muy, muy divertido.

El segundo cambio es en el aseo. Ya os conté que necesita llevar pañales, aunque ella intenta levantarse como puede e ir al baño sola. No le gusta hacer sus necesidades en el pañal. Aquí viene lo más gracioso (dejar de leer aquellos que ya me están juzgando por contar todas las intimidades de mi madre). A ver, cómo explico esto, ya se le ha olvidado cómo hacer popo. De repente estamos sentadas en el sofá y dice: «Creo que ya vienen, las bolas vienen». Se intenta levantar, se pone la mano en el trasero y dice: «Esto es muy raro, muy raro». La llevo al baño, la siento y aquí es donde empieza lo divertido. Tengo que decirle «empuja», «tú puedes, empuja», y ella responde «no puedo, no puedo». Yo le digo «respira, empuja», el que nos escuche pensará que está dando a luz. Después de una media hora, poco a poco da a luz a sus «bolas» y yo digo «¡Gemelos!» jajajaja, y ella me dice «muchas gracias, muchas gracias, no sé qué haría sin ti» jajajajaaa… Lo siento, me rio que si no ya sabéis.

El tercer cambio es en las comidas, ya no puede comer sola y tenemos que darle todo con cuchara y triturado. Aquí, mínimo tarda una hora para comer. Su desayuno se mezcla con la comida, la merienda y la cena. Lo que suelo hacer es darle de comer y cuando termino, me siento a comer yo. Pero cuando me ve comer, me dice «Pues, qué antipática eres, comes tú y a mí no me das nada» jajaja. Se le olvida que ya ha comido, así que al final tengo que darle parte de mi comida para que no piense que soy antipática… jajajaja.

 El cuarto cambio son sus personas imaginarias. Esto ya es de risa. Cuando la despierto por la mañana, me dice «¿Y ellas? ¿Las dejamos aquí y yo le digo «¿Quiénes ellas?» y ella responde «Las que están ahí sentadas, que duermen conmigo». Yo le digo «Pues que se queden allí, yo no tengo desayuno para tantas». Por las noches, mientras vemos la televisión a oscuras, de repente me dice «¿Los ves? Hoy hay muchos». Y así todo el día. Yo le digo que les pregunte si nos traen merienda o, mejor aún, que me ayuden a pagar la hipoteca. Le pregunto si las conoce, pero me dice «No sé quién COÑO son».

Por último, quiero contaros que ya no solo no sabe quién soy yo, sino que tampoco sabe quién es ella. Cuando le pregunto cómo se llama, me dice «Yo qué sé«. Ya no podemos dejarla sola ni 5 segundos, no es broma. El otro día puse la cena y una cervecita (eso que no falte) y fui un momento a la cocina a por una servilleta. Cuando volví, la comida estaba dentro de la cerveza. Otras veces, la cerveza está en la comida. Nuestras tazas casi no tienen asas, ya que las tira al suelo, algunas veces sin querer y otras queriendo.

Otra cosa es que, aunque no se entera de nada, creo que algunas veces se hace la tonta y finge cuando no quiere hacer algo. El otro día no se quería levantar del sofá y mi hijo y yo intentábamos levantarla, y ella decía «no puedo, no puedo». De repente, se hizo la dormida/desmayada. No sé cómo la llevamos a la cama. Cuando la metimos, seguía haciendo la muerta. Mi hijo y yo nos empezamos a reír a carcajadas y le decíamos «pobre Carmen, ha muerto». Le subíamos la sábana por la cabeza y la tía ni se inmutaba… jajajaja.

Las duchas también son muy divertidas. Tengo que ponerme un bañador para entrar con ella, y todo el tiempo me dice «NO HAY DERECHO, NO HAY DERECHO». «No entiendo por qué me haces esto». «Dios te castigará« ajjajajajajaj.

Por las noches, tenemos que cerrar la puerta de la calle con llave y el resto de puertas de la casa con cerrojo, por si se levanta para que no entre a la cocina o al salón y la lie, y sobre todo para que no salga de la casa. Ya se ha escapado 2 veces, las 2 veces afortunadamente va al piso de mi vecina de enfrente (la pobre mujer). La última vez fue a las 3 de la mañana. Tengo cámaras en casi toda la casa para poder verla si estoy en otra parte. La otra noche pensé en poner la alarma de detección de movimiento de las cámaras en el móvil, por si se movía poder ir rápidamente a por ella (porque a veces intenta levantarse y se cae). Yo estaba toda orgullosa de lo lista que había sido al pensar en esto… pero a las 4 de la mañana, de repente, me despierta un sonido tipo las alarmas de emergencia nuclear, pero más alto que eso. Escucho a mi madre gritar y mi hijo decir «WTF». Aparentemente, en lugar de poner la alarma para que sonara en mi móvil, puse la alarma para que sonara en la cámara.

Creo que no tengo que seguir contando nada más. Cada día es una aventura, cada día estoy más cansada, más estresada (aunque lo tomo todo con humor). Ya nos han dicho que la residencia pública tardará hasta finales de 2024 como mínimo pero que podemos ingresar a mi madre en una privada hasta entonces solo nos costaría alrededor de 2700€+ ya que tiene un grado 3 de dependencia… Así que estamos un poco F****.

Feliz día a todos. Seguiré con estas crónicas hasta el final, no sé si está más cerca o lejos…