Las Crónicas del Cuidador: El descontrol

Amigos y amigas, una vez más estoy aquí continuando con las Crónicas del Cuidador. Esta aventura comenzó hace unos 4 años y cada vez va a más, a peor y más rápido. Siempre me gusta contar las cosas desde el punto de vista positivo y humorístico, y eso es lo que haré una vez más. La progresión de la enfermedad de mi madre avanza adecuadamente jajaja, es decir, sigue su recorrido y en ocasiones, como lo que voy a contar hoy, nos deja anécdotas graciosas (bueno, hay que pensar que son graciosas o nos tiramos por la ventana). Os invito a seguir leyendo…
Pues sí, era una vez una abuela con demencia, una hija, un nieto, una nieta y una cuidadora a su cargo. Las aventuras de una abuela con demencia son muchas, pero en ocasiones algunas de ellas son un poco peculiares y «awkward» (creo que awkward significa extraño o situaciones raras, incómodas e inusuales). Así que, hoy os voy a hablar de una de ellas que destaca por su awkwardness jajajajaja. Empezamos que se nos va el post.
Os pongo en situación. Mi madre «durmiendo», mi hija durmiendo, mi hijo trabajando, la cuidadora y yo en el trastero. Hasta aquí todo bien. La cuidadora y yo subimos a casa, de repente escuchamos una vocecita pidiendo socorro desde lejos, «ayúdenme, ayúdenme». Allí que vamos las dos corriendo a la habitación de mi madre, y mi hija se despierta y nos acompaña. Las tres teníamos miedo de abrir la puerta porque no sabíamos qué íbamos a encontrar. Mi madre ya no tiene mucha fuerza y si no estamos atentos, se tropieza o se cae a menudo. Las tres nos miramos y creo que cerramos los ojos al abrir la puerta (por lo menos yo lo hice). Tendría que haber seguido con los ojos cerrados porque al abrirlos, me encontré con una situación que no sé si voy a ser capaz de describir exactamente, pero lo voy a intentar.
Entramos y vemos a mi madre desnuda con tan solo unos calcetines en las manos. Estaba incrustada (es que no sé cómo describirlo mejor) en el segundo cajón de la mesilla de noche. Sentada y atascada, sin poder levantarse. Las tres nos miramos en «disbelieve» (otra palabra, creo que significa incredulidad). Quiero que sepáis que tengo una tara de toda la vida: cuando me encuentro ante una situación de mucho estrés, sorpresa, asombro, una noticia terrible o algo que no puedo entender (aunque sea trágico), me pongo muy nerviosa y me da por reírme. Y eso es exactamente lo que hice (lo sé, terrible, lo sé). Mi hija me dice «Mamá, ¿Cómo puedes reírte?» y yo me reía más. La pobre cuidadora creo que estaba en shock porque no hablaba, nos miraba a las tres y seguro que pensaba «Yo no vuelvo a esta casa».
Después de asimilar la situación, volvimos al presente y escuchamos que mi madre dice «Me han dado un golpe en la cabeza porque no recuerdo nada y me han metido aquí y me han echado agua», a lo que perdonadme, pero empecé a reírme otra vez. Intentamos levantarla, pero estaba realmente atascada y nos daba miedo hacerle daño. Por fin, me puse en control y dije: «Cuidadora (no se llama así, es por la pobre, encima de todo lo que pasa con nosotros no identificarla, jajaja), tú aguanta el cajón, hija, tú cógela de un brazo y una pierna, y yo del otro brazo y pierna, contamos hasta 3 y la levantamos y la ponemos en la cama». A la de 1, a la de 2 (me empiezo a reír y tuvimos que volver a empezar a contar). A la de 1 (más risas). Después de varios intentos, por fin llegamos a 3 y la pudimos sacar de ahí.
La pobre estaba temblando y repitiendo «Qué mala gente, ¿por qué me hacen esto?», la vestimos y la llevamos al salón donde le dimos una de sus galletitas preferidas y al cabo de unos 10 minutos, la preguntamos cómo estaba, si se había hecho daño o si le dolía algo, y dice «¿A mí? ¿Por qué?». En fin, ya se le había olvidado. A nosotros jamás se nos olvidará, creo que es una de esas situaciones que revives de vez en cuando y que creo nunca se borrarán de nuestras mentes (bueno, salvo que nosotros también tengamos demencia, jajajaja). Pensamos que pensó que era el váter (es nuestra teoría).
Y hasta aquí la historia de hoy, seguimos esperando una residencia, nada, finales de 2024 está a la vuelta de la esquina jajajaja…