Cuando te das cuenta que el tiempo vale más que el dinero

Hoy me he despertado con mucha energía, en un día muy soleado, perfecto para estar en el exterior disfrutando de los rayos del sol, disfrutando de la brisa marina (ya que vivo muy cerca del mar) y de repente me he dado cuenta de tantas cosas, pero de muchas. Le he dado vuelta a la cabeza como siempre hago (no os preocupéis lo hago lentamente y no me hago daño jajaja) y he llegado a las siguientes conclusiones que compartiré felizmente con todos vosotros.

Me despierto y la voz de la luz del día me grita y me dice «Nuria, que por fin hace calorcito, arriba, arriba» y yo toda ilusionada digo «Si, si gracias por avisarme, que bien» y de repente la voz de la luz dentro de Nuria dice «Onde vas tu que quien se queda con tu Madre» y de repente la luz se convierte en oscuridad (por un segundo eh, que pasaba una nube, joder, ya os ibais a adelantar y decir, es que esa Nuria es muy depresiva). Y es cuando pensé, a ver, vamos a ver Luz de Día y Luz de Nuria que soluciones tenemos para que todos estén contentos.

Mi primer instinto fue ver si mi hijo estaba en casa así que fui rápidamente a su habitación y le veo tumbado en la cama y le digo «Oyes te quedas un ratito con la abuela mientras que voy corriendo (bueno no, coño andando rápido) a la playa y vuelvo, así me da la luz del día que me está gritando desde esta mañana» y me dice «Pero de que hablas loca, que luz, ¿Estás escuchando voces? ¿No acabarás como la Yaya verdad? Porque no puedo con dos de vosotras» y yo «No, no mi voz interior» y dice «No sé qué es peor». Bueno después de una conversación medio filosófica medio absurda nos damos cuenta que no iba a ser posible que pudiera salir hoy a ver la luz del día ni sola ni con mi madre.

Primero porque mi hijo ahora es multiempleado (estamos ahorrando para poder pagar la hipoteca y comer, ya, ya es que estamos mal acostumbrados a esos lujos). Trabaja en una academia dando clases de inglés, castellano, latín, historia y no sé que más mierdas más y ahora le han llamado de un restaurante porque necesitan chavales que hablen inglés para poder entender a los guiris mejor. Por lo que me dice, «A ver mamá trabajo en la academia ahora hasta las 12:30 y a las 13:00 tengo que estar en el restaurante» y yo ahhh bueno y si llamo a la chica que se quede con la Yaya son unos 10 euros la hora y me dice «Al final ella va a ganar más que yo». Y pensé, pues tiene razón, entonces me la llevo..

Pero, claro mi madre ya no puede andar casi ni de la cama al sofá, he solicitado una silla de ruedas al centro de salud y las trabajadoras sociales y me han dicho «lo valoramos». Una silla de ruedas no es barata y ahora mismo como os comenté antes nuestros lujos ahora son la comida y el techo de nuestras cabecitas así que es cuando empezó a dar vueltas mi cabeza, empecé a reflexionar y pensé…

Estas últimas semanas he tenido a personas llamándome para decirme lo tonta que soy, algunas hasta me ofrecieron dinero «limosnas» al que no acepté en ningún caso, pero NINGUNA  y cuando digo NINGUNA es NINGUNA, me ofreció su tiempo.. ¿Qué curioso verdad? No sería más fácil decir mira no te puedo ofrecer buenos consejos, ni dinero, pero te puedo ofrecer un par de horas cuidando de tu madre para que te vayas hablar con la luz del día o tu voz interior.

Y es cuando me di cuenta que EL TIEMPO es mucho más valioso que el DINERO y que eso no se regala tan fácilmente, eso lo guardamos y lo usamos egoístamente a nuestro placer, aunque no vayamos hacer nada con ello nos lo quedamos para nosotros.

Nada, hoy solo eso, esa reflexión que me da de vez en cuando. Y ¿Qué hice al final os preguntáis? ¿Pude salir? ¿Hubo un milagro? ¿Las voces se silenciaron?

Prefiero que me digáis vosotros que pensáis que hice. Dejadme un comentario, tengo muchas ganas de saber vuestras opiniones (o enviarme un whatsapp o email si no queréis que nadie sepa que leéis este blog a escondidas).