Convivencia Coronavirus día 3

Convivencia Coronavirus DÍA 3 Domingo 15 de marzo 2020
Bueno, pues ya estamos en el día 3. ¡Qué rápido pasa el tiempo cuando estás aislado! Hoy es domingo y me desperté bastante temprano (los que me conocéis sabéis que soy muy, muy dormilona). Pues bien, hoy abrí los ojitos y pensé qué buen día para hacer meditación (añadido a la lista de cosas positivas del Coronavirus). Todo en silencio, una paz, soledad. Un escenario perfecto para una meditación mañanera… Voy… cierro los ojos, empiezo mi respiración profunda, «inhala, exhala», todo iba bien… Los pensamientos entraban y salían… «¿Mañana voy a Mercadona? ¿Y si no queda comida?», «A ver si Marco aprovecha este tiempo y estudia algo», «Debo aprovechar hoy y cambiar todas las sábanas», «Tengo que preparar la clase de zoom con las chicas de esta tarde», «Me pica la nariz», «No te toques, Nuria, no te toques», «Sigue respirando, tú puedes», «Eres una campeona», «Nuria la mejor», «Comida para el perro, no sé si lo puse en la lista»…
En fin, la meditación tardó más de lo normal, ya que cuando pude eliminar estos pensamientos (y mil otros que no he detallado), por fin llegué a una meditación profunda… ohmm sí, todo, hasta que a la vez suena el teléfono, el manitas (mi amor) y los llantos lejanos de un bebé me trasladaron a la realidad…
Decido hacerme una foto de mi meditación, porque pienso que una crónica sin imágenes tal vez no sea tan interesante… Después de una decena de pruebas, recortes (para que no se me viera la panza que tengo) por fin pude arreglar una foto para todos vosotros. (A ver, no quiero asustar a nadie con estas crónicas, suficiente tenemos encima…)
Y a empezar el día… Llena de felicidad me doy cuenta de que estar en casa todo el día conlleva tareas: poner lavadoras, hacer la p*** comida (igual aquí los que me conocéis sabéis que tampoco soy buena cocinera… o sea, no se me da bien casi nada es lo que estoy aprendiendo, jajajaj).
Cuando termino mis tareas domésticas, me encuentro con el siguiente cuadro en la terraza… La familia, ¡haciendo el «Coronasun»! (así lo que nombrado), tumbados en el suelo tomando el sol ¡No me lo podía creer! Y yo pringada con las putas tareas domésticas. Pero me pareció una idea fantástica así que me tumbé con ellos.
A lo largo del día, me empecé a acojonar un poco con el tema de la comida. Es verdad que me han llegado mil memes y vídeos graciosos, pero también me han llegado muchos vídeos de colas en los supermercados y alertas sobre el límite de comida. Me da miedo tener que salir y no poder comprar nada, pero al mismo tiempo contagiarme y contagiar a mi madre. Así que empecé a buscar plataformas que realizaran envíos a casa y tuve poca suerte. O ya no hacen envíos a domicilio, el próximo servicio es dentro de un par de semanas o los precios de los productos están por las nubes. En fin, creo que nos va a venir muy bien un régimen (hablo por mí).
Finalmente, el día culminó con la cancelación de nuestra clase programada de ejercicio virtual con mis «vecinamigas» (parece que ahora están más ocupadas que antes) y más tareas domésticas. Intentar separar a mis hijos para que no se maten entre ellos, intentar explicar a mi madre por qué no salimos de la casa (ella dice… «¿Pero qué día es? ¿No trabajas? ¿Los niños no van al colegio?»).
Ah, y como parece ser todas las noches, aplausos para… ayer fueron los sanitarios, hoy creo que eran los transportistas, no sé, mañana serán las peluqueras… Se despide vuestra positiva reportera del Coronavirus. Mañana habrá más…
Reflexión del día: Si no puedes meditar, si no puedes estar tranquila, no lo hagas; mira a tu alrededor y haz lo que hacen otros, ya que parece que lo tienen ‘todo resuelto’.
Déjate llevar por aplausos