Las Crónicas del Cuidador: Ira

Lo sé, por favor no me regañéis que yo ya me regaño por todos os lo aseguro, mira que lo intento (parece que no lo intento suficiente) pero los días se me pasan volando y soy incapaz de seguir el ritmo que me he propuesto, que la vida me impone y que nunca está a la altura de mi vocación. Odio las excusas y cuando tengo que ponerlas yo misma me da coraje, ira… y de esas emociones son de las que quiero hablar hoy, de lo que me hacen sentir y de las que intento matar con amor y harmonía. Si os apetece seguir leyendo y si no, pues no os preocupéis que no me voy a enfadar..

Estás crónicas no son de la más difíciles que he redactado pero, creo que las que me han arrancado más emociones y las que más estoy cogiendo manía (hasta más que las crónicas del ayer que tuve que pararlas antes de que me consumieran). Que sí que ya voy, que os explico porque y saco toda la ira que tengo y la dejo fluir entre estas líneas.

El cuidado de una persona discapacitada o mayor es algo que hasta que no lo hayas vivido no te lo puedes imaginar. Puedes pensar en como reaccionarías tú, qué harías, como solucionarías problemas, como te comportarías, te puedes imaginar como te sentirías, pero, nada de eso se acercaría a la realidad. Aunque seas una persona positiva como yo hay días en los cuales no te aguantas ni tú y es cuando poco a poco la ira nace. Al principio es una sensación de molestia, un cosquilleo que no da gracia, es algo que poco a poco se apodera de ti y de repente no eres tú, es algo dentro de ti que grita al universo y pide que te escuche, que haga algo, que se aleje de ti.

El día a día del cuidado de mi madre va bien pero cuando esos días suman y tu inconsciente no quiere aceptar la realidad, no tienes más remedio que gritar y algunas veces me escucho gritarle a ella, tan rápido grito, tan rápido me doy cuenta que estoy poseída y que no se lo merece, que yo no me lo merezco. La impotencia empieza a crecer dentro de mí y aunque sé que no debo continuo hasta que el tiempo parece que para y estoy yo dentro de esa parada, analizando mi actuación, cuestionando mis sentimientos y sabiendo que no estoy haciendo lo correcto. Estos episodios menos mal no son nada frecuentes, diría que son muy infrecuentes, pero cada vez que uno ocurre me mata por dentro.

¿Por qué tengo Ira? No lo sé, creo pensar que estoy enfadada con la vida misma, con mi situación, con las personas que me rodean, paro y analizo mi situación y yo mismo me perdono, me doy la oportunidad de ser por un instante la persona que sé que no soy. Pego un grito alto y claro e intento fingir que con eso todo irá bien, muchas veces lo es. Siempre lo he dicho todas las emociones son necesarias para tener balance en la vida.