Convivencia Coronavirus DÍA 15 viernes, 27 de marzo 2020

Aquí seguimos, otra semana más en aislamiento y preparados para el fin de semana. Esto es como el Día de la Marmota dentro del Día de la Marmota. No sé explicarlo muy bien…

Antes de continuar, quiero pedir disculpas públicas por cualquier falta de ortografía que sé que habéis visto. (Estoy descubriendo mucho de mí. No valgo para cocinar, manualidades y ahora veo que ni para redactar. Vamos sumando jajaja). Una persona me lo ha comentado en privado y es verdad. Soy consciente de que tengo muchas faltas. Los que me conocéis, sabéis que viví más de 25 años en EE. UU. y el inglés está muy presente en mi vida diaria, ya que hablo inglés en casa con mis hijos (bueno, Spanglish) y mi ortografía deja mucho que desear en español. Dicho todo esto, pido disculpas y espero que no haya dañado la vista de nadie. Se han ofrecido a editar mis textos y, en principio, estoy muy agradecida. Pero en realidad, este blog es para mí y para aquellos que quieran leer algo entretenido y desde mi punto de vista (no creo que tenga tantos seguidores para que les afecte). He decidido que soy como soy, soy imperfecta y me quiero. No quiero ser perfecta, quiero ser yo.

Bueno, a ver, ¡empezamos! Esta mañana me levanté y noté que me observaban. Sí, me observaban. Ellas me estaban mirando, y podía escuchar sonidos como ahhhrrkdkd kdkdkdkkd  (¡jajaja, no sé cómo describir sonidos!). Bueno, eran sonidos imaginarios en mi mente. Pero pensé: ¿Cuándo fue la última vez que regué las plantas? ¡Madre mía, mierda! Otra mierda cosa que hago mal (¿¿estáis tomando nota??). Pues os juro que no recuerdo haber regado las plantas jamás. A ver, son tres cactus, un aloe vera y una orquídea (no creo que necesiten mucha agua). Las pobrecitas ya estaban dobladas, sedientas, me miraban y miraban. No pude aguantar más y fui a por agua rápidamente. Tenían sed jajaja, que no, no os preocupéis, ya están mojaditas. He decidido nombrarlas, pero no sé si son hembras o machos o si hay nombres asexuales. ¿Me ayudáis?

Por lo demás, seguimos igual. Yo intentando no dañar más vaqueros, mi madre sigue esperando las 20:00h para aplaudir por la ventana, mi hija sigue en su «coronacueva» y mi hijo sigue ejercitándose por toda la p*** casa.

Cada loco con su tema, pero felices. De vez en cuando, hasta nos juntamos todos y hablamos, nos contamos cómo nos ha ido el día, vamos, nos ponemos al día del día. La perrita creo que ya está harta de nosotros y se esconde, no quiere saber nada. Mi hijo ya está un poco desesperado y a mi hija la he pillado en su «coronacueva».

Y aquí os dejo con las típicas conversaciones entre abuela y nieto….

Bueno, el fin de semana está aquí y eso me ha hecho pensar en una amiga que es una de las más divertidas de todas. Jamás la he visto agobiada, triste, enfadada… A ver, sí, no es un robot, tiene sentimientos, pero lo que quiero decir es que siempre ofrece una sonrisa, te da ánimos y siempre está dispuesta a tomarse más de una cervecita contigo (y mucho más). El otro día me contó que tiene cerveza en el maletero de su coche «por si acaso la cosa se pone chunga».

Reflexión del día: Después de dos semanas en aislamiento, no consigo avanzar en ningún sentido. Los días se me pasan volando. Creo que se me va a olvidar maquillarme, peinarme y andar con zapatos. Mi vestuario diario consiste en lo que he visto llamar «pijandal» (tipo de pijama + chándal). Creo que este fin de semana me voy a poner todos mis vestidos de gala y voy a hacer una pasarela.

«Confío en el futuro»