Convivencia Coronavirus day 48

Convivencia Coronavirus DÍA 48 miércoles, 29 de abril de 2020
Nada, hoy lo de las entrevistas ha sido un desastre total. Rudy Mercado al final no pudo conectarse, y tuve que hacer lo que me dijisteis vosotros (la próxima vez, no pregunto, hago lo que me salga del… sí, de ahí). Bueno, al final, mi amiga Bea me rescató en directo (todo improvisado). Hasta las 16:45 no tenía claro qué iba a hacer. Gracias amig@s por vuestro apoyo. Aquí os dejo con el desastre (es que al final voy descubriendo que lo cago todo, pero todo).
Aquí mi obra de arte. A ver, yo no lo veo tan mal. Bea dice que me salté la regla de las proporciones. No sé, yo lo veo bien.
Os cuento algo gracioso. Desde que empezó el aislamiento, he estado durmiendo en la terraza (es una habitación cerrada que era una terraza abierta). En teoría, es la nueva habitación de mi madre, a la que trasladé aquí desde Madrid el año pasado, ya que con sus principios de Alzheimer (o demencia senil) ya no puede vivir sola.
Al principio le costó el cambio y no quería ir a dormir a mi habitación, o se le olvidaba por las noches dónde tenía que dormir. Algunas veces protestaba porque quería su habitación. Intento explicarle siempre que está mejor en mi habitación, que tiene privacidad y menos claridad. Ya se va acostumbrando, pero anoche me dice: «Ahora sé por qué duermes en la terraza» y yo le pregunto «¿Por qué?» y me dice: «Porque hay menos tráfico para llegar a tu trabajo». Jajajaja, y le digo: «Claro, mamá, es que desde la habitación hasta llegar al trabajo (mi terraza) hay muchos atascos, está el pasillo, el baño, el salón».
Hoy es el Día Internacional de la Danza, y para celebrarlo decidí hacerlo a lo grande con mi madre y cava. Después del otro día con la sidra, me dice: «¿Cuándo vamos a volver a beber algo rico como el otro día?» y le digo: «Hoy, mamá, que es el Día Internacional de la Danza, tú y yo vamos a bailar y beber», y así lo hicimos.
Reflexión del día: Hoy he aprendido que las cosas vienen como vienen y que no tenemos control alguno sobre muchas de las cosas externas. Sí, algo de control interno tenemos, pero muchas cosas externas simplemente suceden sin previo aviso. Así que es mejor siempre estar preparado para todo y para nada. Es mejor sonreír ante cualquier situación, sin importar cómo se presente, y mantener una buena disposición para afrontarla. Hoy creo que he intentado hacer eso con mi Master Class de pintura y lo he pasado genial conmigo misma.
«Espera lo mejor, prepárate para lo peor y sonríe a la vida.»